miércoles, 30 de enero de 2008

"Yo era un alfeñique de 44 kilos" (sólo en mis sueños...)



¡Señora, vea esto y dígame qué es lo primero que se le viene a la cabeza! Sí, claro que quiero que lo comparta conmigo, ¿o acaso es tan terrible su pensamiento?
Me imagino que lo primero que se le ocurre es reirse (algunos todavía lo están haciendo). O pensar "pobre muchacho, ¿qué le habrá pasado para venirse tan abajo?". O mejor aún "mañana empiezo la dieta, sí o sí" (Jajajajajajjajjajajjaja!!!!!!! Es imposible no pensar esto).
Pero a lo mejor se le está friendo el cerebro con problemas, algo que no puede controlar, y se desquita con la comida. Señora, pensó si lo está atendiendo bien (Usted me entiende...)

No hay que ver la paja en el ojo ajeno, sin ver la viga en el propio. Piense en todas esas ocasiones en que su adonis, sin importar lo gorda, sin depilar y sin teñir que estaba, le dijo: "¡Vieja, qué fuerte que estás! ¿Vamos al cuarto?"
(Saludos a los caballeros que nos acompañan día a día, con los que compartimos la rutina diaria)

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